Namibia, en el Africa, siguiendo los elefantes; Colorado, el oeste de los Estados Unidos, llanuras de bufalos; la selva tailandesa en Asia y la gigentesca ave calau bicrone o río abajo en Laos; los espectaculares glaciares argentinos, viendo ballenas, hasta llegar a tierra de fuego, en Chile, para ver los pingüinos rey; el viaje en solitario del padre, entre agitadas aguas, a la Antártida, para ver pingüinos papua; entre cocodrilos y tortugas en Australia (y un terrible ciclón); Europa, por Picos de Europa buscando el lobo ibérico entre la niebla (y después de mucho esperar) y fotografiando algun oso pardo; y America del sur, a la Patagonia, a por los ansiados pumas, momento culminante del film.
Todo este viaje hacemos gracias al largometraje El viaje de Unai (Andoni Canela, 2016). En él, Unai y Maia, unos pequeños protagonistas (9-10 y 4 años en el momento del rodaje, entre 2013 y 2014) que ven todo este mundo de naturaleza desde la inocencia y la dulzura del que descubre con entusiasmo cosas por primera vez, tanto de la naturaleza como de lass historias que van descubriendo en el viaje. Los niños, los animales y la naturaleza són los protagonistas absolutos. Los padres, él fotógrafo del National Geographic, ella, escritora de cuentos infantiles, los guías perfectos hacia esta mirada única a este “otro” mundo de paisajes infinitos, salvajes, puros, virgenes…sin fin, como la Antártida. Y culturas distintas, tan lejos y tan cerca.El documental nos descubre el privilegio de poder hacer otra mirada, sin miedo ni filtros ni distorsiones sobre el mundo. Y vivir aventuras, descubrir la naturaleza con todo su esplendor, y tomar conciencia sobre la necesidad ecológica de preservarla, pues la mayoría de los animales con los que nos enocontramos estan en peligro de extinción, sea por la acción del hombre o el cambio climático. “Que algun día estps animales puedan vivir en total libertad”.
Como espectador envidias a esos críos por esta oportunidad única en la vida, y sonríes con imágenes cotidianas como los viajes en avión, el aeropuerto, las noches en la hoguera, las pinturas, un corte de pelo en la peluqueria de Bangkok, las canciones en inglés, saltos en la cama, sanguijuelas escurridizas en la selva, que no te roben tu comida preferida, bailar y cantar con la Luz Casal, hacer fotos en el aire, pescar, que caigan cocos gigantes con la tormenta, las clases con la madre
Frescura y más frescura. La dulzura aventura de descubrir mundo, y de vivir de otra manera, abriendo. Y, en definitiva, un gran acierto de documental sobre naturaleza, entretenido, didáctico y lleno de genuina belleza.
Hola L.L., preciosa recomendación. saludos
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Saludos Placido….seguro te va a gustar, los viajes, el mundo, con los ojos de unos niños. Toda una experiencia.
Esta quiero verla. Dede que me hablaste de Canela lo sigo en Facebook y es increíble su trabajo.
Te gustará seguro 🙂